
Dos fueron los campos donde ofreció su ayuda: La masadería de Tierantona y el molino de Trillo.
Respecto a la primera, se comprometió a que en la partida presupuestaria del año próximo se incluyera una partida con el fin de iniciar limpieza y obras que permitan hacer uso de la misma como centro de interpretación de los molinos de La Fueva.
Respecto a la segunda, que también vio con buenos ojos, consideró que el primer paso debería consistir en la elaboración de una memoria que correría a cargo de ese Ayuntamiento. No descartó la posibilidad de que si continuásemos, junto con los vecinos de Trillo, alguna labor de mantenimiento, colaborar con material de obra. El apartado más problemático, aunque no irresoluble, fue el de facilitar los accesos por medio de una pista en el bosque ya que requeriría de un proceso administrativo para disponer de los permisos correspondientes.
